El Coliseo
Visitar el Coliseo es una experiencia única e inolvidable que le permitirá sumergirse en la historia y la belleza de uno de los monumentos más emblemáticos del mundo.
El anfiteatro Flavio
El antiguo anfiteatro Flavio, construido en el siglo I d.C. en Roma, fue rebautizado con el nombre de "Coliseo" en el siglo VIII debido a su proximidad con el Coloso Neroniano. La etimología del nuevo nombre ha dado lugar a varias hipótesis: algunos ven en el apelativo "Coliseo" una referencia a las proporciones "colosales" del edificio, mientras que otros aluden a la proximidad del Coloso de Nerón, sugiriendo que la gente decía "ad Colossum eo", es decir, "voy al Coloso". Otra teoría propone que el nombre deriva del antiguo término "Collis Isei", que significaba el templo de Isis situado en el cercano Colle Oppio.
Visita al anfiteatro Flavio
El Coliseo de Roma es un anfiteatro romano construido en el siglo I d.C. y uno de los monumentos más famosos y visitados del mundo. Conocido como el Anfiteatro Flavio, ha sido incluido entre las siete maravillas del mundo por su majestuosidad e importancia histórica. El Coliseo es famoso sobre todo por ser el epicentro de los espectáculos y combates de gladiadores de la antigua Roma.
Información útil para visitar el Coliseo
Las entradas pueden adquirirse en línea o en puntos de venta autorizados. Pero le recomendamos que compre una visita organizada en línea con un billete "sin colas" para evitar las largas colas.
El parque arqueológico del Coliseo es fácilmente accesible desde el centro de la ciudad
- A pie del centro de Roma
- Autobús
- Metro
Las principales atracciones de Roma a las que se puede llegar desde el Coliseo son:
- La Domus Aurea
- El Foro Romano Palatino
La arquitectura del anfiteatro Flavio
El Coliseo de Roma es una de las obras maestras de la arquitectura romana y uno de los testimonios más importantes de la grandeza del Imperio Romano. El complejo sistema del Coliseo consta de tres niveles principales, cada uno con una serie de arcos de medio punto, que se apoyan en pilares y columnas de piedra de travertino. Estos arcos forman galerías internas donde podían sentarse hasta 50.000 personas. Las dimensiones del Coliseo son asombrosas: su arena oval cubre una superficie de unos 6.000 metros cuadrados y su altura alcanza los 57 metros. Los arcos del Coliseo tienen unos 30 metros de altura, lo que hace un total de 80 arcos. La planta baja del Coliseo estaba reservada a actividades organizativas, mientras que los pisos superiores albergaban los asientos para las asambleas y celebraciones públicas del pueblo romano. El muro exterior del Coliseo estaba muy decorado, con numerosos ornamentos de piedra, arcos, nichos y columnas cónicas. A ambos lados de la estructura había cuatro entradas principales, cada una con un pórtico con columnas, que conducían a las galerías de la arena. La majestuosidad del Coliseo también era posible gracias al uso de numerosos sistemas de riego y drenaje, que permitían organizar eventos en su interior sin temor a inundaciones o acumulaciones de agua. En resumen, la arquitectura del Coliseo es excepcional por su combinación de funcionalidad y belleza, lo que la convierte en una estructura sin precedentes que sigue asombrando a visitantes de todo el mundo.
La historia del Coliseo
La construcción del Coliseo comenzó bajo el emperador Vespasiano en el año 72 d.C. y se completó bajo el reinado de su hijo, Tito, en el año 80 d.C.. Su realización fue posible gracias a la reforma urbana de Roma, que condujo a la recuperación del Campus Martius y a la creación de la vasta zona del Colle Oppio. Inicialmente, el Coliseo se conocía como Anfiteatro Flavio, en honor a la dinastía Flavia. El objetivo principal del Coliseo era albergar una amplia gama de espectáculos públicos, en particular luchas de gladiadores, cacerías de animales salvajes y batallas navales simuladas, gracias a la innovadora tecnología de una vasta cisterna subterránea que podía llenarse de agua. El Coliseo se convirtió rápidamente en uno de los lugares de entretenimiento favoritos del Imperio y también se utilizó en festivales y celebraciones públicas, como la celebración de la conquista de Jerusalén en el año 70 d.C. A pesar de su importancia histórica, en la Edad Media el Coliseo cayó en desuso y se utilizó como fuente de materiales de construcción. A lo largo de los siglos, la estructura sufrió muchos daños, tanto por los terremotos como por la degradación debida al tiempo y al desgaste del uso.
Hoy en día, el Coliseo sigue siendo uno de los monumentos más visitados del mundo y uno de los símbolos más importantes del glorioso pasado de Roma. Gracias a nuestros conocimientos históricos y a la tecnología, el Coliseo se ha restaurado y conservado para las generaciones venideras.
La terraza del imponente monumento
El acceso al Coliseo era libre, y se entraba por 76 arcos numerados y marcados en rojo, 29 de los cuales aún son visibles en el lado norte. La orientación de los espectadores se indicaba en los recorridos dentro de los arcos y también en las tarjetas distribuidas a cada cabeza de familia. La asignación de asientos seguía un estricto criterio jerárquico: la mejor vista se tenía desde el palco imperial, situado en la entrada sur, en el eje menor del monumento. Los senadores disponían de los mejores asientos cerca de la arena, seguidos del sector posterior reservado a los caballeros, mientras que los dos sectores del maenianum secundum albergaban progresivamente a categorías sociales inferiores. Los peores asientos, en términos de visibilidad y facilidad de acceso, se encontraban en el maenianum summum, el pórtico con columnas que coronaba la cavea, equipado con asientos de madera reservados a la plebe. Desde aquí se accedía a la terraza del llamado "Belvedere" del tercer nivel, desde el que ahora es posible admirar la cavea desde distintas alturas de los órdenes superiores, llegando hasta las terrazas de los niveles tercero, cuarto y quinto.
Reseñas
El Coliseo es uno de los lugares más emblemáticos de la Ciudad Eterna y del mundo entero. La magnificencia de esta antigua estructura es increíble y uno no puede evitar sentir una sensación de asombro y respeto al visitarla.
Visitar el Coliseo es una experiencia inolvidable que no puede perderse si se encuentra en Roma. La majestuosidad de la arena y la historia que se respira en cada rincón lo convierten en un lugar único en el mundo.
Puede que el Coliseo esté abarrotado de turistas, pero aun así merece la pena visitarlo. Es una obra arquitectónica que representa a la perfección la grandeza del Imperio Romano y su importancia en la historia de la humanidad.
La visita al Coliseo requiere un poco de paciencia, sobre todo si se quieren evitar las colas para entrar. Pero una vez dentro, la belleza de la arena y los antiguos frescos que la decoran compensan cualquier esfuerzo.
El Coliseo es uno de los lugares más fotografiados del mundo y es fácil entender por qué. Su imponente estructura y sus impresionantes vistas sobre la ciudad de Roma lo convierten en un destino obligado para los amantes de la fotografía.
Si no conoce los detalles históricos del Coliseo, puede apuntarse a una visita guiada para saber más sobre su historia y las curiosidades que lo rodean.
El Coliseo es un lugar que no deja de sorprender y fascinar, incluso después de muchas visitas. Su grandeza y los signos de su antigua grandeza siguen siendo muy evidentes.
El Coliseo es un símbolo emblemático de la ciudad de Roma y de todo el país. Todo italiano debería visitarlo al menos una vez en la vida para apreciar su belleza y majestuosa arquitectura.
A pesar de todo, el Coliseo parece seguir en pie con su fuerza y robustez, a pesar del tiempo transcurrido. Es un símbolo eterno de la grandeza de la humanidad y de su voluntad de construir monumentos imborrables.
La visita al Coliseo es probablemente uno de los momentos más emocionantes que se pueden vivir en Roma. Contemplar la arena e imaginar las batallas que allí tuvieron lugar hace siglos es una experiencia irrepetible.